Informe trabajo de campo fundación -SeVe-

 



Empecé la día de manera tranquila, ya que mi casa se encontraba muy cerca del portal, por lo que me tomé la libertad de levantarme a las 6:30 a.m. La noche anterior, me hice tiempo para preparar la actividad y los documentos que llevaría, incluyendo el discurso preparado y la hoja destinada a los estudiantes. En mi caso, serían tres: dos chicas y un muchacho.

Me arreglé, vestí bien para la ocasión, y a las 7:10 a.m. tenía todo listo. Tomé un descanso antes de bajar a la parada del alimentador de Candelaria, que me llevaría al portal del Tunal. Llegué exactamente a la hora y lo primero que vi fue a mis compañeros que me recibieron preguntando si había traído los documentos, debido a que previamente, en el correo, el profesor nos indicó que debíamos llevar ciertos papeles para el registro protocolario de la salida. La mayoría no los tenía, pero afortunadamente, yo sí los llevaba. Cuando me lo preguntaron, el profesor me saludó y me los pidió, a lo cual se los entregué. Saludo a otros compañeros de otra clase, ya que no éramos los únicos en la salida.

Subimos al Transmiclable, siendo esta mi primera vez en usarlo. Sentí bastante emoción porque ya había usado uno en Manizales, en el cable que conecta el centro de la ciudad con la terminal de transporte. Fue bastante divertido; una compañera tenía algo de pánico al subir, pero con nuestras anécdotas y mencionando accidentes, se hizo el rato más agradable. Llegamos al punto de integración, y allí comenzó la aventura.

Primero, el profesor no nos avisó que debíamos imprimir una guía que había elaborado para la planeación. Debido a eso, tuvimos que hacer un desvío antes de llegar a la fundación, por lo que llegamos tarde a la actividad, la cual se dividía en dos bloques. Tomamos un SITP para llegar al lugar; en comparación, otro grupo decidió ir a pie desde el Lugar. Mi primera impresión de la fundación fue que parecía un salón comunal.

Los niños ya estaban, algunos observándonos con expectativa, otros con indiferencia, como si preguntaran en sus ojos qué hacían allí o para qué se supone que debían hacer eso. El profesor dio un discurso antes de empezar, y teníamos 45 minutos para la actividad en el primer bloque, en el cual yo participé, ya que era mi turno y solo me sobraban 20 minutos. Comencé la actividad y, como algunos estudiantes del otro grupo no asistieron, me dieron dos estudiantes más que esperaba, así que terminé teniendo el grupo más grande de ese bloque. No vi inconveniente y continué con la actividad.

Un aspecto curioso que noté de los niños fue que tenían medias puestas sobre sus zapatos, probablemente porque en el barrio, en su mayoría, las calles son de tierra. Eran bastante alegres, pero una chica era muy callada y hablaba muy bajo. No sé si por vergüenza o simplemente porque no era de conversar con extraños. Me presenté, les pedí sus nombres y les hablé sobre ética y la importancia de tener un sentido ético al actuar. Después, les entregué la hoja de trabajo y dividí en parejas a dos de ellos, dejando a la chica tranquila sola y apoyándola para trabajar, ya que solo tenía tres hojas y pensaba que serían solo para tres personas. La actividad fue muy interesante, ya que tenían una noción vaga sobre ética, pero estaban muy dispuestos a aprender. La actividad y la evaluación consistieron en plantearles un dilema ético, que terminaron a la mitad. Les expliqué que la ética no es una noción universal, sino que varía según las personas. Esto fue un buen aporte para ellos. La actividad terminó y se despidieron con energía.








Luego de finalizar el primer bloque, el profesor agradeció, preguntó a varios estudiantes qué habían aprendido y, posteriormente, se fueron a sus casas. El profesor también nos habló sobre la importancia de la puntualidad en las actividades, debido a que llegamos tarde. Esto cambió toda la percepción de la actividad, y varios compañeros demostraron confusión y una falta de experiencia al tener que improvisar de manera inmediata.

Seguimos al siguiente bloque, donde pasé a ser observador, acompañando a una compañera, Nikol Soleto, amiga y participante de la clase. Ella llevó algunas actividades que me parecieron bastante buenas, como varias hojas marcadores elementos de origami (pájaros) y una lectura para enseñar ética. Para niños más pequeños, fue muy buena, ya que no sabían leer, pero entendían muy bien qué era bueno y qué era malo. Debo destacar la paciencia y la buena voluntad de mi compañera al realizar su trabajo.










Al finalizar la actividad, el profesor agradeció y continuamos con una charla para profundizar en el propósito de la actividad y de la fundación. Se entregaron materiales de trabajo y donaciones a la fundación, como parte del agradecimiento por permitirnos convivir en ese espacio con los estudiantes.

En mi reflexión, considero que fue muy importante asistir para conocer una de las caras de la realidad que, como docentes, podremos enfrentar con el tiempo: niños vulnerados y las formas en que podemos ayudar en situaciones difíciles, como atender a menores que posiblemente han sido víctimas de abusos u otras condiciones adversas.

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